miércoles, 30 de septiembre de 2009

Nómadas


Foto: No regrets, Allard One



Nómadas que buscan los ángulos de la tranquilidad,
en las nieblas del norte, en los tumultos civilizados,
entre los claros oscuros y la monotonía de los días que pasan.
Caminante que vas buscando la paz en el crepúsculo
la encontrarás, la encontrarás al final de tu camino.
Largo el tránsito de la aparente dualidad,
la lluvia de Septiembre despierta el vacío de mi cuarto
y los lamentos de la soledad aún se prolongan.
Como un extranjero no siento ataduras del sentimiento,
y me iré de la ciudad, esperando un nuevo despertar.
Los viajantes van en busca de hospitalidad,
en pueblos soleados, en los bajos fondos de la inmensidad,
y después duermen sobre las almohadas de la tierra.
Forastero que buscas la dimensión insondable,
la encontrarás fuera de la ciudad, al final de tu camino.

sábado, 26 de septiembre de 2009

Ya no siento






Nunca hubo bellas cartas de amor

Nunca hubo bellas cartas de amor,
ni ramitos de violetas,
ni rosas blancas,
ni regalos sorpresa,
ni poemas de su puño y letra
expresando su pasión.

Tan sólo hubo
noches en cama ancha,
años de ternura y besos,
entrelazados en desamor.

Y ahora, llegado el momento
de decirse adiós,
ella se queda sin despedida,
con su soledad dormida,
las viejas canciones
que llenaron sus otras vidas
y unas cuantas conchas en un cajón.

eMi

viernes, 25 de septiembre de 2009

Muchacha en la ventana, otra vez

Foto: Muchacho en la ventana, Saul Landell







Antes de que cuente diez
Creo que ya lo dije en alguna otra parte de este diario abierto, si no me gusta escribir es porque siempre hay alguien que ya ha expresado lo que siento y esta canción de Fito es uno de los mejores ejemplos. Pero, siguiendo los consejos de Carlos, retiraré la letra, no sea que, además de las multas por aparcar en calles vacías que me ha puesto el ayuntamiento, tenga que pagar por compartir este poema en este espacio tan pequeño.

En realidad, la letra admite, en mi caso,  ciertas modificaciones. Por ejemplo, yo no escribo mucho y mi capacidad de disimulo es nula. Lo que sí es cierto es que no tengo nada para impresionar. Ni por fuera, ni por dentro. 
Me paso muchas noches en vela escuchando soplar el viento -o el silencio. 
También yo me perdí, pero no en un cruce de palabras sino en los silencios. La dirección puede que me la anotaran bien, pero es que  siempre me pierdo.
En mi vida no hay balas ni tampoco cañonazos, sobre todo, porque tuve la fortuna de oir muy pocos "no". 
Eso sí,  no lo tengo todo controlado. Voy quedándome  atrás porque el camino es muchas veces muy empinado. Sin embargo, aunque  ya no existan destinos que perseguir, nadie me parará.
La  culpable siempre es la mano (no el puñal). No importa que haya excusas para clavarlo. 
Lo que pudo haber sido, evidentemente, nunca es. De serlo cambiaría el tiempo y no sólo el verbal. 
¿Y quién no ha mentido alguna vez?
Sí, voy a sentirme mal cuando algo no me salga bien, pero no me va a importar. Derrapar es algo que me ha costado casi cinco décadas aprender. Chocarse con la pared ha dejado de doler. 
Y, a fin de cuentas, antes de que contemos 10, la vida habrá cogido otro camino, porque ésta se nos va como el humo de un tren, como un beso en un portal (o una vuelta en el tiovivo).
Aceptar a la desconocida que todavía llevo dentro, y mantener una buena amistad con ella, me ayuda a no dejar de querer. 
Cierto que dejé de volar, pero no estoy hundida en el barro, sólo me arropo con él durante las noches en blanco.
Ahora sé que nunca volveré.
Fito Fitipaldi (con arreglos)

martes, 22 de septiembre de 2009

Nunca pasa nada


Foto: Nunca pasa nada, eMi





Post office clerks put up signs saying position closed
And secretaries turn off typewriters and put on their coats
Janitors padlock the gates
For security guards to patrol
And bachelors phone up their friends for a drink
While the married ones turn on a chat show

And they'll all be lonely tonight and lonely tomorrow

Gentlemen time please, you know we cant serve anymore
Now the traffic lights change to stop, when theres nothing to go
And by five oclock everything's dead
And every third car is a cab
And ignorant people sleep in their beds
Like the doped white mice in the college lab

Nothing ever happens, nothing happens at all
The needle returns to the start of the song
And we all sing along like before

And well all be lonely tonight and lonely tomorrow

Telephone exchanges click while theres nobody there
The martians could land in the carpark and no one would care
Close-circuit cameras in department stores shoot the same video every day
And the stars of these films neither die nor get killed
Just survive constant action replay

Nothing ever happens, nothing happens at all
The needle returns to the start of the song
And we all sing along like before

And well all be lonely tonight and lonely tomorrow

Bill boardings advertise products that nobody needs
While angry from Manchester writes to complain about
All the repeats on TV
And computer terminals report some gains
On the values of copper and tin
While American businessmen snap up Van Goghs
For the price of a hospital wing

Nothing ever happens, nothing happens at all
The needle returns to the start of the song
And we all sing along like before
Nothing ever happens, nothing happens at all
They'll burn down the synagogues at six oclock
And well all go along like before

And well all be lonely tonight and lonely tomorrow

domingo, 20 de septiembre de 2009

Exintimidad otoñal


Foto: Saliendo (Isla de Wight), eMi




Algunos domingos, me levanto sin ganas y con algo de fresco en los brazos y la cara. Entonces, aunque mis fechas no coincidan con el calendario, sé que ha llegado el otoño. A veces, esa desgana coincide con un deseo de salirme del espacio que me ha sido asignado, y ése no es precisamente un buen augurio para comenzar la semana. Siempre a mano para dichas ocasiones, tengo un cajón preparado con antídotos de efecto inmediato. Curas de choque, antes de que sea demasiado tarde.

En general, basta la música clásica, pero hay mañanas de otoño, especialmente frías y desangeladas. Para esas elijo canciones sin palabras. De sobra sé que una canción sin palabras es una contradicción en términos, como lo es una piscina sin agua. Sin embargo, existen las piscinas de bolas y las canciones para cello (por algo es el instrumento que más se aproxima a la voz humana).

Para este domingo, sin intención alguna de desgranar las causas de mi debilidad matutina, he buscado los restos de Mischa Maisky y sus romanzas rusas. Digo restos porque, he abusado tanto de este remedio, que había dejado de hacer su efecto. Gracias a un buen período de abstinencia, compruebo, con alivio, que las romanzas han recuperado sus bondades curativas. Ingeridas con los ojos cerrados, paralizan las ganas de salir corriendo. Notas cómo una dulce calma te invade. El sutil desasosiego se va transformando en callado disfrute al dejar que la música penetre por las venas y las recorra, como los líquidos de colores que se introducen en la sangre para facilitar, gracias al contraste, la visualización de los órganos internos. Solo que, en este caso, nada quiero visualizar, analizar o entender. Sólo quiero hipnotizarme. Y eso, exactamente,
es lo que hago.

viernes, 11 de septiembre de 2009

El cant dels ocells


Foto: Pájaros en el alambre, Saúl Landell




El cant dels ocells (de "Sonetos de Membranza"), Fernando Jiménez-Ontiveros

Un gorjeo de aves, un rumor,
un trémolo, la música enraizada
en tu tierra, primavera evocada
en inicial escena de candor.

Los pájaros esconden su temblor
en tus manos creadoras y ya nada
impide que suene, emocionada,
la nota sostenida del cantor.

Distancia, lejanía, abatimiento,
prolongada tristeza del momento,
los bajos se mantienen dominantes.

Un último aleteo decreciente
sobrevuela fielmente los entrantes
y sostiene la nota concluyente.



domingo, 6 de septiembre de 2009

To be or not to be


Cuadro: Ophelia, John Everett Millais (1852)





To be, or not to be (from Hamlet 3/1), William Shakespeare

To be, or not to be: that is the question:
Whether 'tis nobler in the mind to suffer
The slings and arrows of outrageous fortune,
Or to take arms against a sea of troubles,
And by opposing end them? To die: to sleep;
No more; and by a sleep to say we end
The heart-ache and the thousand natural shocks
That flesh is heir to, 'tis a consummation
Devoutly to be wish'd. To die, to sleep;
To sleep: perchance to dream ...

Ser o no ser, esa es la cuestión: si es más noble para el alma soportar las flechas y pedradas de la áspera Fortuna o armarse contra un mar de adversidades y darles fin en el encuentro. Morir: dormir, nada más. Y si durmiendo terminaran las angustias y los mil ataques naturales herencia de la carne, sería una conclusión seriamente deseable. Morir, dormir: dormir, tal vez soñar.


sábado, 5 de septiembre de 2009

El arte de la fotografía


Foto: Insomnio, Arturo Carrasco

A camera is a mechanical device which records a moment in time but not what that moment means, the emotions that it evokes, whereas a painting, however imperfect it may be, is an expression of feeling, an expression of love, not just a copy of something.

Charles Ryder en Brideshead Revisited, Evelyn Waugh

Una cámara es un aparato mecánico que recoge un momento en el tiempo pero no lo que ese momento significa, las emociones que evoca, mientras que un cuadro, por muy imperfecto que sea, es una expresión de amor, no solo una copia de algo.

Nunca antes había encontrado una cita que me gustara tanto y, al mismo tiempo estuviera tan lejos de lo que yo siento. Aparentemente, esta afirmación laudatoria sobre la pintura en detrimento de la fotografía, parece convincente, pero, bien mirado, se aleja sin remedio de la realidad. Es posible que a mediados del siglo XIX, la fotografía no tuviera otra intención que la simple reproducción de los objetos, pero, indudablemente, al evolucionar, se ha ido cargando de un innegable contenido emocional.

Explicar cómo una fotografía es capaz de captar aquello que el corazón ve, es realmente una tarea difícil y, por otra parte, innecesaria. Para entenderlo, basta con disfrutar de esta imagen, sugerente y melancólica, de Arturo. Si bien su título es Insomnio, en mí evoca la inquietud de la ausencia de inspiración o, mejor dicho, la inspiración atrapada en una gastada, pero infranqueable prisión –la jaula de la rutina, el autocontrol o el miedo. No obstante su tristeza, no pierde un agradable sabor de nostalgia con un
toque de canela, que encuentro también con frecuencia en la pintura decimonónica.

Sea cual sea la interpretación que uno le encuentre, ¿quién puede ver en ella una mera copia de una jaula con pluma dentro?