El invierno termina algún día incierto.
Ni antes ni después
que finalice el frío.
No importa como lo llames,
ni la fecha que dicte el almanaque.
El invierno es invierno.
Las muchachas podrán ignorarlo
y vestir primavera en septiembre,
enamoradas de las quimeras.
Pero una mujer ya tiene su experiencia.
Todo llega a su debido tiempo.
"Summertime" compuesta por George Gershwin, con letra de DuBose Heyward Ira Gershwin (Es una nana de la ópera Porgy y Bess)
Summertime, time, time,
Child, the living's easy.
Fish are jumping out
And the cotton, Lord,
Cotton's high, Lord, so high.
Your daddy's rich
And your ma is so good-looking, baby.
She's looking good now,
Hush, baby, baby, baby, baby, baby,
No, no, no, no, don't you cry.
Don't you cry!
One of these mornings
You're gonna rise, rise up singing,
You're gonna spread your wings,
Child, and take, take to the sky,
Lord, the sky.
But until that morning
Honey, n-n-nothing's going to harm you now,
No, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no
No, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no
No, no, no, no, no, no, no, no, no,
Don't you cry,
Cry.
En estas noches de marzo
queda prohibido enfermar.
Prometo dedicar un tiempo a explorar,
no conformarme con lo que no va,
separarme de los ladrones de alegría,
y no cargar con las penas de los demás.
Hoy ha sido otro día fabuloso. Me levanté a las 6:15 de la mañana dispuesta a retomar la rutina escolar con el ánimo enardecido por pura voluntad. Para compensar el madrugón, me di una ducha de doble duración. Suelo evitar las duchas matutinas porque me cuesta mucho salir al frío tras las delicias del agua caliente y por mi dichosa obsesión de evitar malgastar el agua. Pero, las últimas lluvias y el retorno a clase, bien se merecían ese dispendio. Después, me he sentado en mi zafu y he puesto mi mente en negro durante algunos maravillosos instantes repartidos a lo largo de media hora. Preparando el desayuno he oído la noticia: Las clases habían sido suspendidas. Mi reacción inmediata ha sido regresar a la cama. Me he tumbado a los pies y, abrazada al calor de Kika, he disfrutado de la primera gran nevada del año. Todo un regalo.
Mientras yo holgazaneaba, el pájaro carpintero debía mantener su ritmo de trabajo habitual. Sin ir más lejos, ayer, con la que estaba cayendo, se devoró la rama de un olmo silvestre que tengo detrás de la cocina. Observar cómo se afanaba, mientras yo acababa mi última novela de estas vacaciones, me provocaba cierta desazón, una desagradable sensación de culpa.
Video: Pájaro carpintero o picapinos, nuestro vecino. Imágenes tomadas desde la cocina de casa
Pero, a los regalos no se les puede poner mala cara, así que me he dispuesto a disfrutarlo saliendo a pasear por el bosque. Es un placer maravilloso ir dejando las pisadas sobre la nieve virgen. El bosque, a pesar del engañoso silencio, daba muestras de estar muy habitado y, por las huellas, era posible percibir mucho movimiento reciente. De ello había pruebas más que evidentes. Marcas en la nieve nos hacían sospechar de persecuciones a vida o muerte con recorridos inverosímiles, laberintos inescrutables para los no iniciados.
Y ahora, aquí estoy yo, disfrutando de mi Wedding Imperial -mi té favorito, el de las grandes ocasiones-, mientras, tras el silencio de la tarde escucho la voz de Kiri Tekanawa y escribo estas letras que comparto con los que vais llegando. De pronto me doy cuenta de que he aprendido a disfrutar el doble y vivo la vida como siempre he vivido los viajes, disfrutando del antes, el durante y el después. Hasta que se acabe.
Al abrir la ventana de mi estudio,
las mañanas silenciosas de verano
me saludan con su batir de alas.
El madroño y el ciprés ponen el punto y la coma.
Después, lentamente, saboreo mi café.
Dentro, el reloj, engañoso,
no marca las horas con su invernal crudeza,
más bien,
su tic tac suena a tintineo,
cubitos de hielo chocando contra una copa.
Y yo me dejo querer,
por la luz, el café, los pájaros y el ciprés.
Ara que véns, primavera,
no t’estengues sobre mi:
nega’m la cançó lleugera,
la mà breu del gessamí;
passa, abandona’m ací,
com a un mort, com a una austera
pedra o a un arbre partit;
no esdevingues, primavera,
sang, sinó cendra, al meu pit,
que me’l vull suspès d’oblit!
Ahora que vienes
¡Ahora que vienes, primavera,
no te extiendas sobre mí:
niégame la canción ligera,
la mano breve del jazmín;
pasa, abandóname aquí,
como a un muerto, como una austera
piedra o un árbol partido;
no te reveles, primavera,
en sangre, sino en ceniza, en mi pecho,
que me lo quiero suspendido de olvido!
"Este otoño que en ser galante insiste,este otoño angustiado de promesas, quiere alegrarse y sin embargo es triste"
Demetrio Korsi
Durante 89 días y 20 horas, en esta parte de la Tierra, la naturaleza se preparará para el descanso del invierno. Venus brillará con todo su esplendor este año. Cada día el sol saldrá un minuto más tarde que el día anterior y se pondrá dos minutos antes. Cada día, por tanto, el sol lucirá tres minutos menos. Los plomados cielos se verán compesandos si la lluvia nos visita sin estridencias. Disfrutemos de los días de noches largas al arrullo de la manta.
Con ternura, con paz, con inocencia,
con una blanda tristeza o el cansancio
que viene a ser un perro fiel que acariciamos,
estoy sentado en mi sillón y soy feliz,
y soy feliz
porque no siento la necesidad de pensar algo preciso.
Con una fatiga que no es un desengaño,
con un gozo que no alienta esperanzas,
estoy en mi sillón, y estoy
en algo que quizás sólo es amor.
Sé que floto
y nada me parece sin embargo indiferente;
sé que nada me alegra ni me duele
y que sin embargo todo me enternece;
sé que eso es el amor,
o que quizá solamente es un dulce cansancio;
sé que soy feliz
porque no siento la necesidad de pensar algo preciso.
CUADRO: La pie de Claude Monet, 1868. Musée D'Orsay (París)
Blizzard, William Carlos Williams
Snow falls:
years of anger following
hours that float idly down
the blizzard
drifts its weight
deeper and deeper for three days
or sixty years, eh? Then
the sun! a clutter of
yellow and blue flakes
Hairy looking trees stand out
in long alleys
over a wild solitude.
The man turns and there
his solitary track stretched out
upon the world.