sábado, 7 de junio de 2008

Naufragios

T. Géricault, La balsa de la Medusa, 1818-1819, Museo del Louvre, Paris

Corre el mes de junio de 1816. Napoleón ha sido definitivamente derrotado y en Francia vuelve a reinar un monarca absoluto, Luís XVIII. Cuatro fragatas parten para tomar posesión de una colonia africana en Senegal. Tras una tempestad, la fragata Medusa naufraga a menos de 200 kilómetros de la costa. El gobernador, su familia y el resto de pasajeros “importantes” suben a los 6 botes salvavidas. El resto, 149 marineros, soldados y personal de servicio, suben a una balsa de 20x7 para ser remolcados por los botes. Pronto se hace evidente que la balsa lastra su marcha. El capitán decide cortar las cuerdas que amarran la balsa y la abandona a su suerte. Durante 13 días el hambre y la sed, las insolaciones y la desesperación conducen a los hombres a la locura y al canibalismo, al suicidio y al asesinato. El día 17 de julio los supervivientes avistan el Argus -otra de las fragatas de la flotilla. Son vistos, pero el Argus no se detiene (este es el momento que recoge el cuadro de Géricault). Finalmente, esa misma tarde y ese mismo navío rescata la balsa de la Medusa. A bordo sólo quedan 15 hombres, cinco de los cuales fallecen a los pocos días. De los 10 supervivientes, uno de ellos es capaz de contar lo sucedido, sin embargo, la censura impide que la historia llegue a la prensa. Géricault lo pinta y logra que los espectadores de todos los tiempos nos escandalicemos. Las mismas injusticias se repiten y repetirán hasta la enésima.

El arte nos ayuda a reflexionar sobre la Historia de la que somos protagonistas absolutos los hombres y las mujeres anónimos.


Cecilia Bartoli canta Agitata da due venti, de Griselda, Vivaldi

6 comentarios:

  1. Esta bien la referencia, el ser humano es así. Cosas como estas ocurren ya mismo en nuestras aulas, nuestros trabajos, nuestras casas. Por ejemplo. Lo único que cambia levemente son los razonamientos para hacerlo. O para justificarlo!

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  2. Pues tienes razón, Rolex. Es importante no cerrar ni los ojos ni la boca y denunciar. No en general, sino una a una, todas las injusticias.

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  3. El anónimo soy yo, jjaja. Salió por no meter la URL (que todavía no me la sé)

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  4. Hace unos años leí la historia de "la medusa" y el cuadro de la tragedia en un blog que visito de vez en cuando.
    http://vailima.blogia.com/2004/septiembre.php
    El vídeo de Cecilia Bartoli, no puedo resistir la tentación de robártelo (espero que no te moleste) es una de mis debilidades.
    Cada vez que entro a leerte estos días, pincho el "un bel di vedremo" y se me pone la piel de pollo.
    Por cierto he perdido una hache, ¿Sabes dónde?

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  5. jajaja, ¿Una hache?
    Impresionante la entrada a la que me remites. Exhaustivamente documentada y delicadamente comentada. Me encanta la conexión entre el cuadro y la vida personal de Gericault. No tenía ni idea de esas circunstancias. El blog entero es fantástico, no tiene desperdicio, de lo mejorcito que he visto. Gracias por la información.
    En cuanto al robo de videos, ya sabes, "un ladrón que roba a otro ladrón..." jajaja
    El "bel di vedremo" disfrútalo cuanto antes o copialo también porque lo cambio en breve por "O mio bambino caro".

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  6. La hache a la que me refiero, se escondió para mi sonrojo en el comentario a la entrada de Simone. Seguro que tuvo la culpa del disloque de tu blog.
    El cambio de "bel di vedremo" por el aria de Lauretta, "O mio babbino caro" me parece estupendo, sea por la Callas o por Kiri Te Kanawa. Tardé años en entender que se refería a su padre.
    http://www.youtube.com/watch?v=XUE2zG3R-hc

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