domingo, 14 de diciembre de 2008

Fuera del tiempo


Foto: Fuera del tiempo, eMi


“Aún no había cumplido siete años y ya sabía que la lenta melopea de las pequeñas partículas algodonosas prefigura lo que siente el corazón durante una gran alegría. La duración se ralentiza y se dilata, el ballet se eterniza en la ausencia de obstáculos, y cuando se posa el último copo, sabemos que hemos vivido ese instante fuera del tiempo que es la marca de las grandes iluminaciones. A menudo, de niña, me preguntaba si estaría a mi alcance vivir instantes semejantes y hallarme en el corazón del lento y majestuoso ballet de copos, liberada por fin del tedioso frenesí del tiempo."



Muriel Barbery, La elegancia del erizo


La primera nevada de la temporada ya está aquí. Es como un milagro que no deja de sorprenderme a pesar de su reiteración casi anual. Experimento una alegría intensa que me hace mirar al exterior y anula el deseo de salir. Miro hacia fuera y veo mi interior, con la certeza de saber que los días venideros serán míos. Yo y nadie más que yo los poseerá. Tiempo de ocio y relajación en el que leer, indagar y, sobre todo, dormir sin despertador serán la prioridad. En tardes de domingo como ésta, que son el anticipo de los días por venir, siento una alegría similar a la que me sobrevenía al recibir la nieve cuando era pequeña. Y siento, además, la dicha añadida de ver caer los copos con los mismo ojos de mis 7 años.

Inmersa como estoy en esta
“agua negra profunda, helada y exquisita del instante fuera del tiempo” la vida se me figura inmortal.
(…)


7 comentarios:

  1. Es curiosa la alegría infantil que nos provoca la nieve.

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  2. Se puede vivir la vida como si nada fuera un milagro o como si todo fuera un milagro. (Lo decimos Einstein y yo).
    L@s poetas sí que sabéis de "realizaciones".

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  3. Tú lo has dicho, alegría infantil. Lo cual es bueno, ¿no?. Ser capaces de sorprendernos con algo tan conocido. Lo mejor de todo es cuando la nieve te deja incomunidado y no se puede ir al cole. Es increíble, pero, Jara y yo nos pasamos la víspera diciendo "ojalá, ojalá, ojalá". Y, la mayoría de las veces pasa que, lleguamos tarde y estresados por culpa de los atascos, pero llegamos.
    Un abrazo, Arturo.

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  4. Pues ya lo decimos tres porque yo me apunto al club.
    Supongo, Marié, que has querido decir "los poetas sí que saben", porque yo de poeta tengo lo que de marquesa, jajaja.
    Un beso y gracias por la visita.

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  5. Pues, señora marquesa, tus textos respiran poesía, prueba inequívoca de que tu vida respira poesía. Pero no vamos a discutir por una mera designación.
    Un beso y de nada. Es un placer visitarte.

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Cuéntame, te escucho atentamente.