viernes, 29 de mayo de 2009

El corazón perdido


Foto: Recobrado, eMi
"El corazón, como el pájaro, no sueña sino en volar"
Miguel Hernández


El corazón perdido, Emilia Pardo Bazán

Yendo una tardecita de paseo por las calles de la ciudad, vi en el suelo un objeto rojo; me bajé: era un sangriento y vivo corazón que recogí cuidadosamente. «Debe de habérsele perdido a alguna mujer», pensé al observar la blancura y delicadeza de la tierna víscera, que, al contacto de mis dedos, palpitaba como si estuviese dentro del pecho de su dueño. Lo envolví con esmero dentro de un blanco paño, lo abrigué, lo escondí bajo mi ropa, y me dediqué a averiguar quién era la mujer que había perdido el corazón en la calle. Para indagar mejor, adquirí unos maravillosos anteojos que permitían ver, al través del corpiño, de la ropa interior, de la carne y de las costillas -como por esos relicarios que son el busto de una santa y tienen en el pecho una ventanita de cristal-, el lugar que ocupa el corazón.

Apenas me hube calado mis anteojos mágicos, miré ansiosamente a la primera mujer que pasaba, y ¡oh asombro!, la mujer no tenía corazón. Ella debía de ser, sin duda, la propietaria de mi hallazgo. Lo raro fue que, al decirle yo cómo había encontrado su corazón y lo conservaba a sus órdenes de si gustaba recogerlo, la mujer, indignada, juró y perjuró que no había perdido cosa alguna; que su corazón estaba donde solía y que lo sentía perfectamente pulsar, recibir y expeler la sangre. En vista de la terquedad de la mujer, la dejé y me volví hacia otra, joven, linda, seductora, alegre. ¡Dios santo! En su blanco pecho vi la misma oquedad, el mismo agujero rosado, sin nada allá dentro, nada, nada. ¡Tampoco ésta tenía corazón! Y cuando le ofrecí respetuosamente el que yo llevaba guardadito, menos aún lo quiso admitir, alegando que era ofenderla de un modo grave suponer que, o le faltaba el corazón, o era tan descuidada que había podido perderlo así en la vía pública sin que lo advirtiese.

Y pasaron centenares de mujeres, viejas y mozas, lindas y feas, morenas y pelirrubias, melancólicas y vivarachas; y a todas les eché los anteojos, y en todas noté que del corazón sólo tenían el sitio, pero que el órgano, o no había existido nunca, o se había perdido tiempo atrás. Y todas, todas sin excepción alguna, al querer yo devolverles el corazón de que carecían, negábanse a aceptarlo, ya porque creían tenerlo, ya porque sin él se encontraban divinamente, ya porque se juzgaban injuriadas por la oferta, ya porque no se atrevían a arrostrar el peligro de poseer un corazón. Iba desesperando de restituir a un pecho de mujer el pobre corazón abandonado, cuando, por casualidad, con ayuda de mis prodigiosos lentes, acerté a ver que pasaba por la calle una niña pálida, y en su pecho, ¡por fin!, distinguí un corazón, un verdadero corazón de carne, que saltaba, latía y sentía. No sé por qué -pues reconozco que era un absurdo brindar corazón a quien lo tenía tan vivo y tan despierto- se me ocurrió hacer la prueba de presentarle el que habían desechado todas, y he aquí que la niña, en vez de rechazarme como las demás, abrió el seno y recibió el corazón que yo, en mi fatiga, iba a dejar otra vez caído sobre los guijarros.

Enriquecida con dos corazones, la niña pálida se puso mucho más pálida aún: las emociones, por insignificantes que fuesen, la estremecían hasta la médula; los afectos vibraban en ella con cruel intensidad; la amistad, la compasión, la tristeza, la alegría, el amor, los celos, todo era en ella profundo y terrible; y la muy necia, en vez de resolverse a suprimir uno de sus dos corazones, o los dos a un tiempo, diríase que se complacía en vivir doble vida espiritual, queriendo, gozando y sufriendo por duplicado, sumando impresiones de esas que bastan para extinguir la vida. La criatura era como vela encendida por los dos cabos, que se consume en breves instantes. Y, en efecto, se consumió. Tendida en su lecho de muerte, lívida y tan demacrada y delgada que parecía un pajarillo, vinieron los médicos y aseguraron que lo que la arrebataba de este mundo era la rotura de un aneurisma. Ninguno (¡son tan torpes!) supo adivinar la verdad: ninguno comprendió que la niña se había muerto por cometer la imprudencia de dar asilo en su pecho a un corazón perdido en la calle.

14 comentarios:

  1. EMY,
    qué compenetración, el corazón sobrevolado por los pajarillos de las inquietas emociones.
    Y las plumas desenhebránsose de sus alas.

    "Demasiado corazón"
    http://www.goear.com/listen/2dae2d5/Demasiado-corazon-Willy-Colon

    Un beso niña, ánimo en tu cautiverio de fin de curso,
    ana

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  2. me uno a Ana.: ANIMO YA QUEDA POCO. A veces pasa que dando corazón te vacias y otras te llenas,pero supera todo el meter en tu cuerpo el corazón encontrado, esa entrega solo puede ser hecha por la inocencia mas pura.

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  3. ¿Se vive mejor sin corazón? ¿Demasiado corazón te mata?

    Me cuesta creerlo.

    Cuida tu corazón en este sprint de fin de curso -pero no lo dejes a un lado.
    Detrás de cada examen hay un ser humano con una vida llena -o vacía-de proyectos.

    Qué te voy a contar que tú no sepas...

    (Firmado: una madre de una adolescente en el sprint de final de curso)

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  4. Vivir sin corazón, ¡qué mal! pero vivir con más de un corazón, se tiene que sufrir tanto, debe de consumir tantas energias que no me extraña lo que le ha pasado a la niña del relato.

    Cuando te preocupas mucho por el corazón de los demás, terminas olvidándote de que tú también tienes uno y de repente zas! se paró el tuyo.

    Moraleja: Cuidate tu primero, para poder atender a los demás después.

    Animo Emi en el último tramo, que tú puedes.

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  5. Ana, da igual Emi que Emy, que eMy o eMi, jajaja. Como te guste más.

    Gracias por los ánimos, los necesito. Se hace muy pesado, justo cuando empieza el buen tiempo, quedarse en la silla y corregir. Es lo único que no me gusta de nuestra profesión.

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  6. María, me gusta eso que dices, a veces te vacías y otras te llenas. Y, enlazando con los comentarios de Marié y Maripili, estoy totalmente de acuerdo con Maripili, con un corazón tenemos ya de sobra y deberíamos empezar por cuidarnoslo. Por supuesto que no es deseable perderlo, aunque nos lleve a sufrir e incluso a morir, pero tenemos que ser cuidadosos con nuestro pobre corazón.

    Marié, es bueno que me recuerdes eso de que hay un ser humano detrás de cada examen. Los que aún no hemos conseguido eliminar los enfados, a veces olvidamos las circunstancias que le llevan a un chaval o chavala de 15 a años a decirte por escrito que Napoleón descubrió América. Es muy difícil tomar decisiones justas y, sobre todo, "educativas". ¿Hasta dónde llevar el nivel de exigencia? Por ley ese nivel debería ser individualizado, pero ¿Cuánto de subjetividad se permite a una decisión difícil? Uff, pobre, vaya rollo que te he echado. Es que estoy tratando de pensar con el corazón sin dejar de llevarme por él. Tema delicado.

    ¿Qué estudia tu hija?

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  7. Jajajaja!!
    Lo que son las cosas, con el paso del tiempo se me había olvidado que Napoleón descubrió América.
    Hace unos días leía en algún libro respuestas de chavales-as en los exámenes y fueron las mejores y más explosivas risas que me he echado en mucho tiempo.

    A ti sentido del humor no te falta.
    Qué te voy a decir yo? Usa el humor y el corazón, que es lo que haces siempre -y haz lo que tengas que hacer.
    Pero cuídate, que ya te están esperando en el próximo curso.

    Maya acaba ahora 4º de ESO y tiene previsto cambiar de nuevo de instituto para hacer el bachillerato de artes escénicas.
    Ésta debió ser gitana itinerante en otra vida.
    O exploradora.
    O culillo de mal asiento.

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  8. Bonito nombre, Maya. Tengo debilidad por los nombres con "as".

    Mi retoño se llama Jara y también acaba 4º. De momento quiere ser médico, pero no soporta la sangre. Quizás, de aquí a que termine, ya estemos todos sin ella.

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  9. Vaya, ya veo que compatimos experiencia -de madre de adolescente.
    Precioso: Jara. Propio de ti.

    No he entendido eso de que
    Quizás, de aquí a que termine, ya estemos todos sin ella.

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  10. Jajaja! Sin sangre, Marié, sin pelo, todos calvos para cuando mi retoño se licencie. jajaja (es broma, es una estupenda estudiante y hará lo que se proponga hacer).

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  11. Jajjajajaa!!

    Tú llegarás a casa para que te recojan con cucharilla
    y hasta sin sangre,
    pero el sentido del humor intacto.
    Para eso siempre hay energía de reserva.

    Como tiene que ser.

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  12. Vivir sin corazón es más sencillo, que hacerlo con dos, pero si no tienes corazón...¿Estás vivo?. No conocía este hermoso texto. Gracias Emi.

    La foto es una maravilla, veo que te está picando el gusanillo.

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  13. Arturo ¿como se vive sin corazón?...

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Cuéntame, te escucho atentamente.