jueves, 31 de diciembre de 2009

Un año más

Foto: Reloj, Arturo Carrasco
Saludo de Pedro Miguel 
(Lo encontraréis en el blog Navegaciones)

El mundo gira a diario.
minuto tras minuto:
la vida no conoce principios ni finales,
un ciclo se completa horas tras hora.
Mes a mes, decenio tras decenio,
hace girar las tuercas del dolor,
hace brotar flores de gozo.

Las ruedas de los días sedimentan
fósiles de serpientes que se muerden la cola,
renuevos, liquidaciones, tumbas y cunas.
No hay un momento para comenzar
ni una hora precisa para el término.

Estás. Respiras. Comes y desechas
en cada pausa del reloj;
no le pides permiso al minutero
para abrir los telones del amor
ni para ser cobarde
ni para edificar el paraíso
ni para revolcarte en la sentina.
No hay un triunfo de mármol
ni un fracaso del todo irremediable.

El ritual es hermoso
pero no te lo creas demasiado:
no hay misterio ninguno en esta fiesta.
Despierta. Duerme. Vive.
Todos los días hay un año nuevo.

martes, 29 de diciembre de 2009

Revolutionary Road




¿Y quién puso las normas?
April Wheeler a su marido, Frank

Hace un par de días que vi esta conmovedora historia de amor y vida que es Revolutionary Road. Después de alguna reflexión, lo que más me sorprende, es descubrir el extraordinario parecido de nuestra sociedad de hoy con la descrita en la película, a pesar de estar situada a mediados de los años 50 y en los EEUU. Llama la atención cómo los valores de estabilidad y seguridad, tanto en el trabajo como en el matrimonio, siguen presentes aquí y ahora.

Frank es un marido típico que ama a su esposa, más como esposa que como mujer. Será por ello que es incapaz de comprender las aspiraciones de April. Ella es una actriz frustrada que se ha enamorado de él porque le consideraba el hombre más interesante y divertido sobre la tierra. Pero, realizar un trabajo que no te gusta, día tras día (él vende aparatos de oficina y ella es ama de casa), tiene su precio. Desgasta la alegría de vivir, la creatividad y el buen humor. En definitiva, que el aburrimiento y la distancia conviven con ellos y sus dos hermosos hijos. En ese contexto, resulta chocante la escena en la que, mientras él está desahogando su tristeza con la secretaria, ella está maquinando un plan de choque para acabar con la desidia. April, le propone a Frank vender la casa y trasladarse a París, lugar donde Frank ubicaba sus sueños de juventud. Ella trabajaría para él y él podría pensar sobre lo que quiere hacer con su vida ¿Infantil? ¿Caprichoso? Todo el mundo lo juzgará y, al final, prevalecerá el sentido común, la cordura.

Una de las cosas que más me gustan de la peli es que, a pesar de que todas mis simpatías se vuelcan en April, Frank me parece tan víctima de la comodidad como ella. Es de esas películas que se pueden ver y rever, unas veces desde el punto de vista de ella y otras desde el punto de vista de él.

También me atrae la fuerza de la película para devolver a la orilla todo lo que tiramos porque no lo queremos ni ver. Me refiero a nuestras -bueno, en realidad las mías- contradicciones cotidianas. Esa defensa teórica de subir la empinada cuesta de la Calle de la Revolución, para luego instalarte para siempre en la rutina y comodidad cotidianas. O, lo que es lo mismo, animar a todo el mundo a subir la cuesta y, a la hora de la verdad, aconsejarles sensatez.


En verión original



En español



Ficha técnica: Revolutionary Road by Justin Haythe (Novela: Richard Yates)

lunes, 28 de diciembre de 2009

Sin mapa por la vida


Foto: Niña sin mapa, Crystal
La vida se hace caminando sin mapa y no hay forma de volver atrás.


Isabel Allende, La suma de los días

Sí, ya sé que esto empieza a ser patológicamente compulsivo. Lo peor es que ya no sé lo que me gusta más, si crear entradas o hacer mis propias plantillas para blogs. Puede que acabe haciendo otro blog para plantillas -todo se andará.

De momento éste va dedicado a las personas que, en algún momento de nuestra vida, nos vemos un poco perdidas y, en especial, a mi querida Elena. Deseo enormemente poder trasmitirle algunas de las enseñanzas que a mí me han ayudado, fundamentalmente de Osho (a quien descubrí gracias a María) y de Marié, incasable colaboradora de este lugar de encuentro.

El nombre de mi nueva criatura:
Sin mapa por la vida

sábado, 26 de diciembre de 2009

Frank Sinatra, Let it snow




Oh, the weather outside is frightful,
But the fire is so delightful,
And since we've no place to go,
Let it snow, let it snow, let it snow.

It doesn't show signs of stopping,
And I brought some corn for popping;
The lights are turned way down low,
Let it snow, let it snow, let it snow.

When we finally kiss good night,
How I'll hate going out in the storm;
But if you really hold me tight,
All the way home I'll be warm.

The fire is slowly dying,
And, my dear, we're still good-bye-ing,
But as long as you love me so.
Let it snow, let it snow, let it snow.

martes, 22 de diciembre de 2009

Poco se sabe




Poco se sabe, Juan Gelman

Yo no sabía que
no tenerte podía ser dulce como
nombrarte para que vengas aunque
no vengas y no haya sino
tu ausencia tan
dura como el golpe que
me di en la cara pensando en vos.

domingo, 20 de diciembre de 2009

La sonrisa de la Monna Lisa


Foto: La Gioconda, Jara
(Para ver mejor la imagen, pincha en ella)

En el año 2005, en un Congreso sobre Percepción Visual en la Coruña, Margaret Livingstone explicó en términos científicos por qué desaparece la sonrisa de la Monna Lisa cuando nos fijamos en su boca.

Según esta neuróloga, la enigmática sonrisa se esfuma debido a una ilusión óptica ya que el ojo humano tiene dos tipos de visión. La visión central permite reconocer los detalles. La periférica es más adecuada para reconocer las sombras. La sonrisa de la Gioconda está realizada por medio de sombras que se aprecian mejor con la visión periférica, por lo que no es fácil de percibir cuando se fija la vista en la boca.

Aclarado esto por los neurólogos, la pregunta que surge es si
Leonardo aplicó de manera intencionada este efecto. Y sí, parece que el pintor empleó de manera intuitiva, pero consciente, lo que los científicos tardaron 500 años en descubrir.

Pese a la credibilidad de la explicación, el misterio de esta sonrisa se mantiene inmutable. Sin embargo, el placer que da observarla -con ser grande-
¿no es infinitamente inferior al placer que provoca el maravilloso enigma de la sonrisa de nuestros hijos?

Cuadro: La Gioconda, Leonardo da Vinci, 1503/1506


La ciencia desvela el enigma de la sonrisa de la Mona Lisa, ECVP 2005 News August 25, 2005

viernes, 18 de diciembre de 2009

Tus ojos


Foto: Jara vista por ella misma, Jara
(Para ver mejor la imagen, pincha en ella)





Mis ojos, sin tus ojos, no son ojos,
que son dos hormigueros solitarios...

Fragmento de Miguel Hernández

Autoconfianza e inteligencia son sus principales características. Es alegre y batalladora, observadora y muy atenta a los detalles. Sabe escuchar a los demás y sus consejos son muy valorados. Ama la verdad y enfrenta los problemas con gran determinación. Debido a su fuerte personalidad, tiene una ligera tendencia a ser autoritaria. En el amor aparenta cierta frialdad, pero cuando se enamore de verdad, demostrará sus sentimientos con gran pasión. Necesitará de alguien tranquilo y afectuoso que respete su individualidad. Excepcionalmente dotada para el deporte, posee además un enorme potencial relacionado con lo artístico. Sus pies, su punto débil, sólo los descubre en verano.

lunes, 14 de diciembre de 2009

Chopin, senza tempo


El éxtasis de Santa Teresa, Bernini



No tendría aún doce años cuando, una noche, ya en la cama, tratando de sintonizar en la radio algo interesante antes de quedarme dormida –creo que buscaba un programa de humor que entonces solía escuchar, hice uno de los mayores descubrimientos de mi vida. De mi viejo transistor, emanó una música que me dejó... ¿cómo diría yo?, como si acabara de visualizar un ángel. Tengo el recuerdo de sentirme extasiada -seguro que exagero, pero me veo a mí misma con el cuerpo conmovido de Santa Teresa representada por Bernini. Esa primera música clásica que llegó a mis oídos, pertenecía a Chopin, quien, de inmediato (bien es verdad que todavía no conocía a ningún otro), se convirtió en mi compositor preferido. Y así continuó hasta que descubrí a Beethoven. Pero eso sería seis años más tarde.

No soy capaz de recordar qué pieza escuché. No sé si se trataba de un nocturno, un estudio, o una polonesa, pero no podía dejar de inaugurar mi nuevo blog, Senza Tempo, dedicado a la música, sin brindarle a él, al gran Chopin, el primer post. Él fue mi iniciador en este mundo. Un mundo que,
como el de los libros, desde entonces y hasta hoy, nunca me ha fallado.

Espero que los entendidos me sepan perdonar por el atrevimiento de hablar sobre un tema que realmente desconozco. No tengo más pretensión que la de compartir con vosotros las piezas musicales que, en algunas ocasiones de mi vida, me han hecho acercarme tanto a la felicidad, que hasta me la he creído.




miércoles, 9 de diciembre de 2009

El aí ai o la pereza

Foto: Brydapus tridactylus o Ai ai en Santa Wipidedia

Nada, o casi nada, sabía yo de la existencia de estos seres curiosos. La novela de Sam Savage, El lamento del perezoso, me los descubrió. Su nombre oficial es Bradypus tridactylus (el nombre le viene de sus tres únicos dedos en cada pata), pero son conocidos en algunas partes con el simpático nombre de aí ai. Algunas de sus características me resultaron bastante familiares.
En realidad Andrew Whittaker, a no ser por el grito que emite, no comparte casi nada con este animal ya que Andrew, si no está enfermo por comer salchichas caducadas, es un hombre que no para (aunque, quizás, habría que matizar que es su bolígrafo lo que no para). Por el contrario, el aí ai es tan lento en sus movimientos que le sale moho en la piel. Puede pasar horas y horas colgado con la espalda hacia abajo y quedarse dormido en esa posición. Según la novela, cuando se olvida de seguir agarrado, se mata al caer, pero he leído en la Wikipedia que, tiene tal habilidad para colgarse de los árboles, que puede permanecer agarrado hasta después de muerto.
El caso es que el bicho se pasa el día sin hacer nada de provecho, y eso me recuerda que todavía hay seres que pasamos por la vida así, lentos e infecundos, simplemente viviendo- o sobreviviendo- colgados de nuestros sueños.





A la pereza, de Manuel Bretón de los Herreros
¡Qué dulce es una cama regalada!
¡Qué necio, el que madruga con la aurora,
aunque las musas digan que enamora
oír cantar un ave la alborada!

¡Oh, qué lindo en poltrona dilatada
reposar una hora, y otra hora!
Comer, holgar..., ¡Qué vida encantadora,
sin ser de nadie y sin pensar en nada!

¡Salve, oh Pereza! En tu macizo templo
ya, tendido a la larga, me acomodo.
De tus graves alumnos el ejemplo

me arrastra bostezando; y, de tal modo
tu estúpida modorra a entrarme empieza,
que no acabo el soneto... de per...(eza)

lunes, 7 de diciembre de 2009

El lamento del perezoso


Conocemos al protagonista, Andrew Whittaker, a través de sus escritos. Escritos de todo tipo que van desde cartas (en un mundo en el que ya nadie escribe) a listas de la compra (compras que el protagonista nunca realiza ya que apenas sale de su desmantelada casa). Ese ambiente claustrofóbico queda perfectamente recogido en la novela.

Whittaker es uno de esos humanos que, un día cualquiera, fallecen en la más absoluta soledad y, cuando su cadáver es finalmente hallado, no lo reclama nadie. Y es que, pese a ser considerado por algunos comentaristas “un entrañable visionario”, “un Quijote” de nuestros días, yo lo percibo como una pobre alma infeliz, capaz de contar las más inverosímiles mentiras e incapacitado para sentir tristeza ante la muerte de su propia madre. Una madre, todo hay que decirlo, que negaba la existencia de su hijo eliminando cualquier rastro fotográfico de su paso por esta vida.

Sam Savage hace gala de un particular humor negro para que nosotros mismos, sin descripción alguna, nos hagamos la imagen del protagonista y del sórdido vencindario que le rodea. Una mezcla del Gregorio Samsa de Kafka y Mr. Bean, sobreviviendo en una atmósfera cargante y opresiva, en un mundo lleno de desesperación y sinsentido.

Estoy segura de que la versión en inglés añade los matices que complementarían esta historia, aunque, igualmente, merece la pena ser leída. Es pasados unos días cuando empieza una a sacarle de verdad su jugo.