sábado, 12 de julio de 2008

Bicicletas


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FOTOS: Julius, Barby


Corta historia de una bicicleta

Cada 6 de enero- y uno tras otro sin excepción- en lugar de mi bicicleta encontraba cerca de mi zapato, un paquete de acuarelas, “La pequeña Dorrit” o algún trajecito para mi muñeca, invariablemente acompañados de una nota firmada por Baltasar, que era el mago que me correspondía por preferencia y por ser la menor de tres hermanas: “Aunque has sido muy buena, todavía no hemos conseguido encontrar tu bicicleta.”

Nadie podía explicarme cómo, los reyes se habían hecho con una preciosa bicicleta de mi color favorito para la casa de al lado. Nadie sabía qué tipo de bicicleta buscaban para mí. Alguna tan especial y mágica que no se encontraba con facilidad, sin duda. La sospecha de que algo iba mal me invadió cuando a mis vecinos les llegó la segunda bicicleta. Yo sabía que esa sí era la mía, pero nadie tampoco me supo decir dónde reclamar.

Al cabo de los años, no me cansé de soñar con tener mi bicicleta, pero dejé de pedírsela a los Reyes Magos. Inesperadamente, una mañana de domingo –hacía frío, recuerdo- mi padre me despertó con una sonrisa. “¿Te vienes conmigo al Rastro?” Sabía muy bien que sí, que esa mañana no me quedaría remoloneando en la cama por grande que fuera mi pereza adolescente.

Tres meses después, muy sigilosamente, alguien -quizá un rey mago- vino a por mi “Orbea” de segunda mano. Solo me quedó la cadena y su candado.

Siempre me he consolado con la idea de que algún chaval se la encontró una Noche de Reyes cerca de su zapato.


eMi


Ladrón de bicicletas, Vitorio de Sica, 1948


Ladrón de bicicletas en Mahattan

6 comentarios:

  1. Emi,
    la bicicleta también ha tenido y tiene una gran importancia para mi y la ha tenido a lo largo de mi vida.
    No recuerdo no haberla tenido, sólo cuando era muy pequeña, que tenía triciclo. Luego desde que me compraron de EGB la primera por aprobar 5º de básica,(una "Avelux" roja) no he dejado de tener siempre una.
    Precioso el camino de brezos de la foto, dónde es eso?
    La bici siempre conmigo, y siempre recordáré una muy especial, verde botella, que me hizo mi padre comprando las piezas, era magnífica, preciosa y me hizo vivir unos de los momentos más bonitos...
    Ahora uso más la "Vespa" (jejeje),
    que es otra cosa que no he dejado de tener desde que tengo 18 años.
    Tiene su punto.
    Un beso Emi.
    ana

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  2. Bonita tu historia...
    Podría empezarse un libro con ella...Una historia muy triste pero probablemente te haya hecho ser mejor persona al comprender las motivaciones o esfuerzos de tus padres...
    Yo, como Ana, no recuerdo no haber tenido nunca una bicicleta, al contrario, vuelvo mi vista hacia atrás, y sólo me veo montado en una.
    Por cierto, a mí las plantas no me parecen brezos, me parecen lavandas...
    Un beso

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  3. Es queeee... es que... Pareces nueva! Nuestros reyes no traian bicis ni cosas tan interesantes, principalmente ropa y algun juguetito, pero una bici!!! Yo nunca se la pedí a ellos y la tuve mucho antes. Las cosas más deseadas si no te las procuras tú ya vas mal porque dependes de otros, esto hay que aprenderlo rápido. El que te la quitó ya lo había aprendido pero te juro que no fui yo.

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  4. Uff Ana, tener una bici en Madrid en los años 60 tenía mucho mérito. No sólo porque normalmente éramos muchos hermanos y no se podia comprar una a cada uno, sino también porque en los pisos -hablo de barrios como en el que yo me crié, La Latina, cerca del Manzanares- no había manera de guardarlas.
    El camino de las primeras fotos está cerca de donde vivo actualmente, entre Hoyo de Manzanares y Colmenar Viejo. Entre los dos pueblos hay una estrechísima, pero preciosa carretera y a sus lados están esos caminos, que como bien dice Isg, no son de brezos sino de lavandas, bueno, en realidad, cantueso, una variedad de lavanda.

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  5. Isg,
    en realidad, la historia pretendía ser cuento corto y, por tanto, mezcla realidad y fantasía. Lo que es auténtico es que mi padre me llevó por sorpresa al Rastro y al poco tiempo me la robaron. Es cierto también que siempre quise tener una y, como tú muy bien dices, realmente no tenerla me educó mucho más. El verdadero regalo fue aprender que se puede y de hecho se es feliz sin necesidad de obtener todo lo que se desea.
    Lo más curioso de todo fue que, cuando me la robaron, sentí un secreto alivio. Costaba tanto tener bici en mi entorno social que una se sentía obligada a hacer un gran uso de ella. Sin embargo, pasados los primeros momentos, apenas la usaba (demasiado peligrosa como medio de transporte por la ciudad) y eso me llenaba de mala conciencia.

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  6. jajaja, Rolo, me estoy acordando de cuando te apareció la segunda Vespino que te robaron- tú claro ¡cómo no te acuerdas de naadaa!-. Estaba atada a una farola de mi barrio, en tal estado que la reconocimos gracias a la marca que había dejado una pegatina. De la que te robaron en la puerta de Vips de tu barrio nunca más supiste nada. ¡A quién se le ocurre! Dejarla en marcha y meterse en la tienda!!!
    JAJAJA Y me estoy acordando de todo lo que te llamó mi padre cuando nos dimos el trastazo con la Vespa negra.
    Es curioso como se disparan los recuerdos. Es como tirar de un hilito y dejar que vaya saliendo todo. Me encanta. Lo malo es lo aburrido que pueda ser para el que lo escucha.

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