lunes, 14 de julio de 2008

Por vocación, inquebrantable


Soneto, Ángel González de Sin esperanza, con convencimiento (1961)

Donde pongo la vida pongo el fuego
de mi pasión volcada y sin salida.
Donde tengo el amor, tengo la herida.
Donde dejo la fe, me pongo en juego.

Pongo en juego mi vida, y pierdo, y luego
vuelvo a empezar, sin vida, otra partida.
Perdida la de ayer, la de hoy perdida,
no me doy por vencido, y sigo, y juego

lo que me queda; un resto de esperanza.
Al siempre va. Mantengo mi postura.
Si sale nunca, la esperanza es muerte.

Si sale amor, la primavera avanza.
Pero nunca o amor, mi fe segura:
jamás o llanto, pero mi fe fuerte.


8 comentarios:

  1. Sabía que tu cita de cabecera no me era desconocida, pero cada vez me puedo fiar menos de mi memoria, que apuntaba lejana y erróneamente a Cernuda. Ya se sabe "la indeformable estolided del tiempo".

    ResponderEliminar
  2. Dónde se pone fé, se pone esperanza, y el reaultado del juego, no es lo que importa, suele ser, la propia jugada la que nos da la vida.
    beso,
    ana

    ResponderEliminar
  3. Arturo,
    pasan los meses, pero, como decía Sabrina, cada día que pasa me siento más viuda, más inconsolable.

    ResponderEliminar
  4. Ana,
    estoy de acuerdo. Jugamos todo el tiempo y perdiendo es como mejor se aprende. De ese modo podemos disfrutar todavía más la siguiente partida. Fracasar, perder es a la existencia como la muerte a la vida.

    ResponderEliminar
  5. No hay escapatoria, estamos obligados a jugar cada día para seguir viviendo. Podemos hacer una apuesta mayor o menor, es decir, puedes quedarte en casa sin hacer nada viendo pasar los días, apostando al "sobrevivir", y puedes salir al precipicio, y apostar "todo o nada" con el riesgo de perder, pero teniendo la sensación de vivir.
    Al final, se gane o se pierda, hay que volver a jugar para seguir hacia adelante.
    "Sige", dice la insignia, sigue siempre hacia adelante...
    Un beso Aquíestoyyo...,que tengas un buen día

    ResponderEliminar
  6. Isg,
    estoy totalmente de acuerdo, en cualquier movimiento el riesgo es inevitable. Pero, en el tono que utilizas, se percibe un cierto fatalismo. Yo soy optimista y procuro que no me falte la esperanza y el ánimo. Es un decisión de vida. También es verdad, que en las cosas importantes he tenido siempre mucha suerte.
    Un beso Isg.

    ResponderEliminar
  7. Hola de nuevo...
    Yo creo que no soy fatalista, ni pesimista, al contrario. Creo que continuamente me asomo al abismo, para experimentar las sensaciones de la vida. A veces hay barreras y cuerdas que me atan, de las que querría soltarme y no puedo. Yo no me quedo viendo la vida pasar, simplemente sobreviviendo, pero en la vida hay alegrías y tristezas, belleza y horror, riqueza y miseria. Los seres humanos somos débiles y sucumbimos muy a menudo a los embates de los problemas, las tristezas, los horrores, los obstáculos. Yo por lo menos, tengo altibajos..., qué le vamos a hacer, soy simplemente humano, con todos sus defectos.
    Un beso.

    ResponderEliminar
  8. "No hay escapatoria" y "estamos obligados" son frases que me han inducido a ver ese fatalismo.
    Sin duda el camino está lleno de obstáculos y no siempre es bello o es posible disfrutar de su belleza. Disfrutar a toda costa y a todas horas es imposible. Sería anómalo, incluso malsano.

    ResponderEliminar

Cuéntame, te escucho atentamente.