lunes, 19 de abril de 2010

La seductora, John Singer Sargent


Cuadro:Lady Agnew (1982), Jonh Singer Sargent



Estamos ante el retrato de Gertrude Vernon, encargado por su esposo (10 años mayor que ella), Andrew Noel Agnew, barón de Lochnaw (Galloway, Escocia) a John Singer Sargent.

Lo que más me atrae de él –y me atraen bastantes cosas- es la fuerza de la modelo, capaz de llenar con su sola presencia la habitación a la que no tenemos acceso. Ella es, a mi parecer, una de esas mujeres fuertes a las que los hombres con frecuencia tienen miedo.

Aunque sería lógico pensar que ha sido idealizada por el pintor -al fin y al cabo nadie puede vivir de vender retratos incómodos para el retratado-, esta mujer, estoy segura, poseía
un atractivo propio.

Su dominio de la escena es absoluto. Su porte regio se manifiesta por la rigidez relajada de la postura. Las piernas cruzadas, la espalda descentrada en el respaldo insinúan relajación, pero ésta es tan solo aparente. La rigidez se muestra en el estiramiento de su espalda y la ligera inclinación de la cabeza hacia abajo. Si observamos el cuadro por mitades, nos daremos cuenta del doble mensaje no verbal de su cuerpo. Por un lado, los labios sonrientes y una mano cómodamente abandonada sobre el regazo, sosteniendo una sencilla flor, nos dicen que se siente cómoda. Por otra parte, la otra mano sujetando uno de los bordes del sillón, nos habla de cierta tensión. ¿Y la ceja arqueada? ¿Podría ser una sutil respuesta a una insinuación?

Lady Agnew es, sin duda, una mujer bella, bella y joven y, por su magnetismo, diría que muy inteligente. Sin duda el artista se siente atraído hacia ella. Pero... ¿y ella? Ella posa fijamente su mirada en el artista, con una seguridad pasmosa. Nadie duda de que controla la situación. Es una mujer crecida al saberse admirada, atractiva a través de la mirada de artista, atractiva por tanto para el espectador.

Sabemos que Sargent, pianista además de pintor, solía interpretar para sus modelos piezas al piano. No me resulta difícil imaginarla en su estudio posando para él. Ella feliz al ser admirada. Él encantado de admirarla. Y, de tanto en tanto, interpretándole alguna pieza de Fauré, su gran amigo.



Foto: Estudio del artista en el Boulevard Bethier

Fuente: Natasha Wallace, Lady Agnew of Lochnaw, JSS Virtual Gallery, 1998-2002>

2 comentarios:

  1. Es un retrato muy bueno, en él, además de todo lo que tú muy acertadamente has expuesto, yo destacaría cómo ha conseguido nuestro artista dotar de realidad el vestido, especialmente la transparencia de las mangas.
    Un abrazo.

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  2. Cierto, Mercedes... el vestido, se me olvidaba el vestido. Gracias.

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