Foto: Vendrán por ti de Lady Smirnoff - invisible
Ajedrez, Jorge Luis Borges
I
En su grave rincón, los jugadores
rigen las lentas piezas. El tablero
los demora hasta el alba en su severo
ámbito en que se odian dos colores.
Adentro irradian mágicos rigores
las formas: torre homérica, ligero
caballo, armada reina, rey postrero,
oblicuo alfil y peones agresores.
Cuando los jugadores se hayan ido,
cuando el tiempo los haya consumido,
ciertamente no habrá cesado el rito.
En el Oriente se encendió esta guerra
cuyo anfiteatro es hoy toda la tierra.
Como el otro, este juego es infinito.
II
Tenue rey, sesgo alfil, encarnizada
reina, torre directa y peón ladino
sobre lo negro y blanco del camino
buscan y libran su batalla armada.
No saben que la mano señalada
del jugador gobierna su destino,
no saben que un rigor adamantino
sujeta su albedrío y su jornada.
También el jugador es prisionero
(la sentencia es de Omar) de otro tablero
de negras noches y blancos días.
Dios mueve al jugador, y éste, la pieza.
¿Qué Dios detrás de Dios la trama empieza
de polvo y tiempo y sueño y agonías?
¡G R A C I A S, María! Me encanta este poema.
ResponderEliminardentro de mi torpeza necesité de él para apreciar la poesía. me emociona que te haya gustado a tí tambien.
ResponderEliminarMaría no me gusta ése "dentro de mi torpeza", seguro que eres una persona muy hábil, muy sensible y algo insegura, confía más en tí y no te digas esas cosas que, aunque tú pienses que sean ciertas, estoy segura de que no lo son. Las personas torpes generalmente no se lo reconocen.
ResponderEliminarQué madraza eres, Manipa (no es un insulto). Da la impresión de que eres de esas personas que una querría tener a su lado cuando las cosas no van muy bien y la moral empieza a hacer aguas...
ResponderEliminarEs cierto, Marié. Me parece que voy a tener que invitar a estas chicas a un té con bizcocho casero. A cambio le pediré a María que me lea esas poesías que desconozco y a Manipá que nos de alguna receta más para vivir la vida con tanta sencillez como parece ella vivirla. ¿Te apuntas, Marié?
ResponderEliminarNo aparezco por aquí unos dias y veo que la pista de baile desmantelada.... A cambio tomando té con bizcocho casero!!!!
ResponderEliminarMaría, cuando se me pase el cabreo me leeré el poema. No hagas caso a nadie (y menos si se alimentan de tes y bizcochos caaseros), yo tengo un amigo que no sólo es torpe, tambien es hombre, básico, simple, elemental, frivolo y bebe cerveza! Él tambien es feliz! Vamos, un Homer Simpsons, pero de carne y hueso!
Manipa, María, Emi, té con bizcocho, hum! Falta maripili.
ResponderEliminarMe apunto.
Aunque yo soy más de café.
Y más ahora que dicen que previene el alzheimer.
Ya había notado yo algo de eso...
Y luego hacemos un bacanal bis con Rolex y Arturo (también) y ponemos en marcha las bacanales de risas aquíestoyyo.
ResponderEliminarEn vez de alcohol, té.
O en vez de té, alcohol -según se tercie.
¡Me encanta la idea Marié! Té con bizcocho, vino con jamón o cerveza con manises (para los frívolos)jajaja
ResponderEliminarEste es mi poema favorito de Borges.Siempre que paso por aquí me llevo algún descubrimiento. No conocía las bacanales de té, espero que la música para bailar no sea el Adagio de Albinoni.
ResponderEliminarDe té, de alcohol, que más da.
ResponderEliminarPara orgías/bacanales, lo importante son las risas y el buen rollo. Lo que se ingiere y lo que se hace es anecdótico.
Por qué no bailar (también) el adagio de Albinoni?
Glup!!!
ResponderEliminarPues no, no soy destarotada.
Es que hoy hago de iaia cangura y entre juego y juego con Roc, me he metido en el ordenador de Laura.
Marié.
Jajaja, Marié, pues yo si estoy "destarotada". Me encanta la palabra.
ResponderEliminarMaripili llega tarde, pero llega así que me apunto al té con bizcocho casero, me encanta y también al jamoncito con la cerverza, que dicho sea de paso querido Rolex no está reñido lo uno con lo otro.
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