Sólo tengo tiempo para felicitarte, Nicanor.
Autorretrato de Nicanor Parra (Poemas y antipoemas, 1954)
Considerad, muchachos,
Esta lengua roída por el cáncer:
Soy profesor en un liceo obscuro,
He perdido la voz haciendo clases.
(Después de todo o nada
Hago cuarenta horas semanales.)
¿Qué os parece mi cara abofeteada?
¡Verdad que inspira lástima mirarme!
Y qué decís de esta nariz podrida
Por la cal de la tiza degradante.
En materia de ojos, a tres metros
No reconozco ni a mi propia madre.
¿Qué me sucede? -Nada.
Me los he arruinado haciendo clases:
La mala luz, el sol,
La venenosa luna miserable.
Y todo ¡para qué!
Para ganar un pan imperdonable
Duro como la cara del burgués
Y con olor y con sabor a sangre.
¡Para qué hemos nacido como hombres
Si nos dan una muerte de animales!
Por el exceso de trabajo, a veces
Veo formas extrañas en el aire,
Oigo carreras locas,
Risas, conversaciones criminales.
Observad estas manos
Y estas mejillas blancas de cadáver,
Estos escasos pelos que me quedan,
¡Estas negras arrugas infernales!
Sin embargo yo fui tal como ustedes,
Joven, lleno de bellos ideales,
Soñé fundiendo el cobre
Y limando las caras del diamante:
Aquí me tienen hoy
Detrás de este mesón inconfortable
Embrutecido por el sonsonete
De las quinientas horas semanales.
¡Valiente profesor!
ResponderEliminar¡No estáis pagados suficientemente! pero que bonita labor, orgullosos tenéis que estar de vuestra profesión, aunque estéis exprimiditos.
ResponderEliminarEs el exceso de trabajo, Jaume.
ResponderEliminarA todo digo sí, Uma, jajaja.
ResponderEliminaroh!!! que dolor, cuidate de la tiza y de tanta entrega.
ResponderEliminarUn beso a tu alma de maestra.
Ésta es una enfermedad crónica, María. Cuando la pillas, ya no te deja.
ResponderEliminar