Versículos del Génesis, Caballero Bonald
Por las ventanas, por los ojos
de cerraduras y raíces,
por orificios y rendijas
y por debajo de las puertas,
entra la noche.
Entra la noche como un trueno
por los rompientes de la vida,
recorre salas de hospitales,
habitaciones de prostíbulos,
templos, alcobas, celdas, chozos,
y en los rincones de la boca
entra también la noche.
Entra la noche como un bulto
de mar vacío y de caverna,
se va esparciendo por los bordes
del alcohol y del insomnio,
lame las manos del enfermo
y el corazón de los cautivos,
y en la blancura de las páginas
entra también la noche.
Entra la noche como un vértigo
por la ciudad desprevenida,
rasga las sábanas más tristes,
repta detrás de los cobardes,
ciega la cal y los cuchillos
y en el fragor de las palabras
entra también la noche.
Entra la noche como un grito
por el silencio de los muros,
propaga espantos y vigilias,
late en lo hondo de las piedras,
abre los últimos boquetes
entre los cuerpos que se aman,
y en el papel emborronado
entra también la noche.
Por las ventanas, por los ojos
de cerraduras y raíces,
por orificios y rendijas
y por debajo de las puertas,
entra la noche.
Entra la noche como un trueno
por los rompientes de la vida,
recorre salas de hospitales,
habitaciones de prostíbulos,
templos, alcobas, celdas, chozos,
y en los rincones de la boca
entra también la noche.
Entra la noche como un bulto
de mar vacío y de caverna,
se va esparciendo por los bordes
del alcohol y del insomnio,
lame las manos del enfermo
y el corazón de los cautivos,
y en la blancura de las páginas
entra también la noche.
Entra la noche como un vértigo
por la ciudad desprevenida,
rasga las sábanas más tristes,
repta detrás de los cobardes,
ciega la cal y los cuchillos
y en el fragor de las palabras
entra también la noche.
Entra la noche como un grito
por el silencio de los muros,
propaga espantos y vigilias,
late en lo hondo de las piedras,
abre los últimos boquetes
entre los cuerpos que se aman,
y en el papel emborronado
entra también la noche.
Cómo entra la noche esta noche en tu vida, Emi?
ResponderEliminarEn curioso,
hace un ratito yo sacaba de la trastienda todos los recursos de que dispongo para sobrevivir naufragios, lo cual no me impedía acabar reconociendo que
"mientras tanto,
esta noche va a doler
la noche".
Tengo la impresión de que esta noche va de dolores,
y no soy la única.
Así de despiadada es la noche, como cuentan las letras que nos has traído, por eso me gusta acostarme temprano, pera que me pille dormida y no sufrir.
ResponderEliminarUn abrazo.
La noche oscura
ResponderEliminarEn una noche oscura,
con ansias en amores inflamada,
(¡oh dichosa ventura!)
salí sin ser notada,
estando ya mi casa sosegada.
A oscuras y segura,
por la secreta escala disfrazada,
(¡oh dichosa ventura!)
a oscuras y en celada,
estando ya mi casa sosegada.
En la noche dichosa,
en secreto, que nadie me veía,
ni yo miraba cosa,
sin otra luz ni guía
sino la que en el corazón ardía.
Aquésta me guïaba
más cierta que la luz del mediodía,
adonde me esperaba
quien yo bien me sabía,
en parte donde nadie parecía.
¡Oh noche que me guiaste!,
¡oh noche amable más que el alborada!,
¡oh noche que juntaste
amado con amada,
amada en el amado transformada!
En mi pecho florido,
que entero para él solo se guardaba,
allí quedó dormido,
y yo le regalaba,
y el ventalle de cedros aire daba.
El aire de la almena,
cuando yo sus cabellos esparcía,
con su mano serena
en mi cuello hería,
y todos mis sentidos suspendía.
Quedéme y olvidéme,
el rostro recliné sobre el amado,
cesó todo, y dejéme,
dejando mi cuidado
entre las azucenas olvidado.
(San Juan de la Cruz - La Noche Oscura del Alma)
Vaya, Marié. Me quedo preocupada. Sé que tienes la trastienda llena, por eso, si tu dices eso, es por algo.
ResponderEliminarYo voy a probar tu remedio, Mercedes. Irse a dormir pronto es una solución para muchos problemas.
ResponderEliminarPrecioso, no, preciosísimo, Jaume. ¡Cómo te agradezco que lo compartas conmigo! Va a la saca de mis poemas favoritos. Gracias.
ResponderEliminarQué entrada más llena de belleza, Emi. Entre Van Gogh, Beethoven y Caballero Bonald, ha sido una delicia pasar por aquí.
ResponderEliminarY el postre la "Noche oscura del alma", de San Juan de la Cruz, mi poeta favorito.
Salgo de tu blog alada. Gracias y un beso.
Hoy amanece un precioso día gris, nublado, quizás lluvioso.
ResponderEliminarOh, noche que me guiaste! (no, Jaume?)
En los días grises, sumergirse en el mar es como entrar en una burbuja onírica.
Un sueño ligero.
Petons, Ami.
Nos llamamos para ponernos al día, no?
Y qué me dices de la intensa luna casi llena que sobrevive a la noche?
ResponderEliminarSi no hubiera noche, la luna que percibimos no sería lo que es.
Oh, noche amable más que el alborada.
Gracias por traerlo aquí, Jaume, también es uno de mis poemas favoritos.
delicio oir claro de luna leyendo a caballero bonald, y retener la imagen de ese cuadro lleno de infinita noche. Gracias Emi.
ResponderEliminarGracias, Isabel. Siempre que pienso en la "inutilidad" de seguir posteando, pasa algo (este comentario tuyo, por ejemplo) que me anima a seguir compartiendo.
ResponderEliminarNo tengo tiempo para escribir ni crear, pero sigo disfrutando del arte, la música y la poesía. Gracias por acompañar mi disfrute.
Me encantan esos preciosos días de otoño. Y los soleados también. El otoño es así de creativo y cambiante.
ResponderEliminarEste poema que Jaume ha compartido con nosotros es la otra cara de la moneda, la otra cara de la noche. Porque todo es taaannn relativo....
Un besazo, Marié.
Gracias y miles de besos para ti, María.
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