Foto: Un Rayo de Luz de Kiko
Sobre la tela áspera, la monja borda unas flores que no eligió.
Una tras otra, las campanadas de la iglesia marcan el lento ritmo de las horas. Cada tañido le hace levantar la cabeza. Aunque nadie pueda observar sus negros ojos de gitana, en sus pupilas una imagen baila todavía, el jinete de sus fantasías. Se huele la dulzura de su sexo tanto o más que el aroma de los pomelos madurando en la cercana cocina. Los suspiros le hinchan el pecho bajo la camisa.
Su imaginación pone la calma patas arriba. Pero sigue bordando mientras el fresco de la tarde la alivia.
La monja gitana, Federico García Lorca, de "Romancero gitano"
Silencio de cal y mirto.
Malvas en las hierbas finas.
La monja borda alhelíes
sobre una tela pajiza.
Vuelan en la araña gris,
siete pájaros del prisma.
La iglesia gruñe a lo lejos
como un oso panza arriba.
¡Qué bien borda! ¡Con qué gracia!
Sobre la tela pajiza,
ella quisiera bordar
flores de su fantasía.
¡Qué girasol! ¡Qué magnolia
de lentejuelas y cintas!
¡Qué azafranes y qué lunas,
en el mantel de la misa!
Cinco toronjas se endulzan
en la cercana cocina.
Las cinco llagas de Cristo
cortadas en Almería.
Por los ojos de la monja
galopan dos caballistas.
Un rumor último y sordo
le despega la camisa,
y al mirar nubes y montes
en las yertas lejanías,
se quiebra su corazón
de azúcar y yerbaluisa.
¡Oh!, qué llanura empinada
con veinte soles arriba.
¡Qué ríos puestos de pie
vislumbra su fantasía!
Pero sigue con sus flores,
mientras que de pie, en la brisa,
la luz juega el ajedrez
alto de la celosía.
Todo tu blog se siente acaramelado, pegajosito, tibio, acolchonado, aterciopelado, como regazo de madre, como almohada al amanecer... y, espero, sin ofensas. En resumen, muy confortable! Nos vemos! http://majaderiasypesares.blogspot.com/
ResponderEliminarYo también lo encuentro un poco empalagoso, pero es que yo soy así a veces, más tierna que el día de la madre. Otras no ¿sabes? Otras veces soy roqueña.
ResponderEliminarGracias, Heinrich. Te agradezco mucho la visita y el comentario.
Y también sensibilidad eso es lo que yo veo en tu blog.
ResponderEliminar¿Cuantas renuncias hay que hacer a lo largo de una vida?
Yo creo que demasiadas, tenemos muchas cargas a las que no somos capaces de renunciar pero ...
Gracias, Uma, me gusta ser tu espejo.
ResponderEliminarLo de las renuncias ¿me lo preguntas a mí? Yo creo hay que hacer las mínimas, pero algunas son imprescindibles, supongo. Lo malo es cuando consideramos que son muchas, o alguna de ellas excesiva. Ay, ¡menudo tema!
cuando sueño con paz pienso en esa monja, en ese ambiente y cojolo lo que mas a mano me viene, un bordado, y dejo de soñar y entonces tengo la paz. Cuanto futuro en las palabras de Lorca....
ResponderEliminarEres otra Vesta, María (yo también). Meditas con las tareas cotidianas. Dejar de soñar o pensar, y encontrar la paz bordando (¡qué maravilla! Lo recuerdo y echo de menos, no creas).
ResponderEliminar¡Bendita paz! ¿habrá mucha genta capaz de encontrar la paz en algo tan sencillo como un bordado, un libro o una música?
ResponderEliminarTú mismamente. Y no lo niegues, Uma, que también tienes parte de Hestia.
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