La historia de Lucrecia es apabullante. ¿La recordáis? Inmigrante, pobre y negra. 32 Años. En el reparto de un total de tres, le tocaron dos balas nueve largo Parabellum . La otra fue a parar en el hombro de otro dominicano que compartía con ella, sin luz ni agua, un plato de sopa en un oscuro rincón de la antigua discoteca “Four Roses” de Aravaca.
Un mes y tres días antes Lucrecia había llegado a Madrid tras pasar por Nueva York, París y Bilbao, dejando parte de sí misma en la República Dominicana. Podría haberse salvado porque había encontrado trabajo, pero “no sabía ni poner una lavadora”. Enferma, mental y físicamente, no pudo conservar su única oportunidad de supervivencia.
Eran las nueve de una noche fría y negra. Cuatro enmascarados, un guardia civil y tres menores de 16 años, dispararon indiscriminadamente y huyeron en el coche que les esperaba. Lo que al principio se atribuyó a “un ajuste de cuentas” resultó un asesinato programado. Todos confesaron ante la evidencia de las pruebas.
Los asesinos, que unos días antes habían hecho alarde de “la acción en comando” (“Les he dado tres plomos, que se los repartan como puedan. Ha sido como tirar a dos chuletas de cordero”) fueron condenados.
Lucrecia es considerada la primera víctima del racismo y la xenofobia de la democracia en España, pero, no nos engañemos, responsables somos todos.
Un mes y tres días antes Lucrecia había llegado a Madrid tras pasar por Nueva York, París y Bilbao, dejando parte de sí misma en la República Dominicana. Podría haberse salvado porque había encontrado trabajo, pero “no sabía ni poner una lavadora”. Enferma, mental y físicamente, no pudo conservar su única oportunidad de supervivencia.
Eran las nueve de una noche fría y negra. Cuatro enmascarados, un guardia civil y tres menores de 16 años, dispararon indiscriminadamente y huyeron en el coche que les esperaba. Lo que al principio se atribuyó a “un ajuste de cuentas” resultó un asesinato programado. Todos confesaron ante la evidencia de las pruebas.
Los asesinos, que unos días antes habían hecho alarde de “la acción en comando” (“Les he dado tres plomos, que se los repartan como puedan. Ha sido como tirar a dos chuletas de cordero”) fueron condenados.
Lucrecia es considerada la primera víctima del racismo y la xenofobia de la democracia en España, pero, no nos engañemos, responsables somos todos.
Fuente: Lucrecia Pérez. (2010, 18) de enero. Wikipedia, La enciclopedia libre. Fecha de consulta: 20:14, abril 13, 2010
Claro que la recordamos, cómo olvidarla. Fue el peor de los crímenes. Tal y cómo están las cosas no me extrañaría que se remitieran estas historias tan macabras e injustas.
ResponderEliminarUn abrazo.
NO AL RACISMO, ROTUNDAMENTE NO AL RACISMO. ¡POBRE LUCRECIA! ¿que se consigue con un asesinato como éste?
ResponderEliminarMaravillosa voz la de Carlos Cano.
Gracias por acordarte de Lucrecia, nos viene bien recordar estos hechos de vez en cuando.
Cuando escucho la voz de Carlos Cano es como si estuviera vivo (¿no te pasa, Uma?)
ResponderEliminary entonces me vuelve un pellizco en la garganta -como si siguiera vivo y no lo está.
Su voz, su sensibilidad
ante el racismo y ante cualquier otro abuso.
Marina Rossell también está genial.
Y Lucrecia no creo que fuera la primera víctima del racismo de la democracia en España pero al menos se convirtió en un símbolo, al ser la primera víctima oficial.
Al menos se hizo visible lo que hace tiempo estaba ahí.
Lo peor, siempre, son todas esas víctimas invisibles, cuya muerte (sufrimiento, abusos) parece que no sirve para nada.
Pues si Marié tienes toda la razón, a mi me cuesta trabajo pensar que no está entre nosotros y me da ese mismo pellizco. La voz de Marina Rosell me parece hermosisima, aunque la he escuchado menos.
ResponderEliminarEfectivamente es importante recordar, pero con ello no evitaremos los sufrimientos de tanta gente que sólo busca un camino para sobrevivir y mucho menos podremos evitar las injusticias que se cometen contra ellos.
ResponderEliminarMarié, tienes toda la razón, Lucrecia no fue la primera ni, por desgracia, será la última víctima.
Gracias a todas por escuchar y compartir mi lamento.
(Carlos Cano... inolvidable. Me gusta tanto su voz que cada vez que lo oigo se renueva mi enamoramiento)
Me haces reír, Emi, qué bien lo has expresado: cada vez que lo oigo se renueva mi enamoramiento.
ResponderEliminarSupongo que es por esa ternura en su voz, la sensibilidad, esa vulnerabilidad sin disimulos...