Ir y quedarse, y con quedar partirse,
partir sin alma, y ir con alma ajena,
oír la dulce voz de una sirena
y no poder del árbol desasirse;
arder como la vela y consumirse,
haciendo torres sobre tierna arena;
caer de un cielo, y ser demonio en pena,
y de serlo jamás arrepentirse;
hablar entre las mudas soledades,
pedir prestada sobre la fe paciencia,
y lo que es temporal llamar eterno;
creer sospechas y negar verdades,
es lo que llaman en el mundo ausencia,
fuego en el alma, y en la vida infierno.
Como en un espejo me reflejo en el soneto -magnífico- de Lope de Vega. Un saludo.
ResponderEliminarComprendo que te refleje el soneto, Mateo, porque es el mimísimo espejo de la ausencia.Yo no salgo de mi asombro (y va para 30 años ya) desde que lo descubrí. ¿Cómo puede alguien encontrar la combinación perfecta de las palabras si son infinitas las posibilidades? Le hace a uno sentir mucho más pequeño de lo que ya es.
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