Me recuerdo sentada en el asiento de copiloto de un viejo gran Ford. Viajaba con las ventanas abiertas, aunque aún no era verano. De la radio surgía una voz que me hacía sentir protagonista de mi propia película. Era una voz imperceptiblemente rota por las esquinas. Una voz que perteneció a un tiempo en el que ni sospechábamos, pese a que nos lo habían contado, que el tiempo se agotaba. Esa voz ahora se retira y su desaparición me hace sentir una tristeza difusa, marcada por la nostalgia de un nuevo adiós.
La muerte y la vida, tan interrelacionadas, ese entramado.
ResponderEliminar¿No te cruzas con los que se han ido cada día, en cualquier rincón, ocasión, en el momento más inesperado...?
Bueno no se ha muerto, se retira, también tienen derecho los artistas a decidir cuando y como lo quieren hacer. Siempre queda que puede seguir componiendo ¿quizá?.
ResponderEliminarQue preciosa esta canción que has puesto y qué jovencito estaba, ¡cómo para el tiempo! y no solo para él.
Quiero decir ¡como pasa el tiempo! para mí mas deprisa, por lo que se ve, jajaja.
ResponderEliminarSí, Marié. Normalemte me los cruzo en la plaza de la Nostalgia. Pero, afortunadamente, solo tengo tiempo para decirles hola y adiós. Aunque, bien mirado, eso es lo que me apena.
ResponderEliminarNo pude llamarte. Domingo próximo.
Sí, Uma. Pero la cosa es que ¡fíjate cómo pasa el tiempo!
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