viernes, 27 de enero de 2012

El koan de Jaume

Foto: Vela del Vergel,  de Manuel Alcaide

Si entendemos la depresión como sufrimiento (o Dukkha), la depresión es la curación dado que el sufrimiento es la primera de las cuatro Nobles Verdades.

Casi todos los que están mal entrenados y quienes –como yo- no lo estamos en absoluto, iniciamos la huida tan pronto como percibimos los primeros síntomas de dolor. No es que yo no esté dispuesta a sufrir ni un poquito. No es eso. En mi caso, es el miedo a engancharme al sufrimiento --peligro del que me advierten los que bien me quieren- lo que me empuja a escapar de la verdadera solución a través del algodonoso sueño.

Sin embargo, siguiendo con el koan de Jaume, “la depresión es una curación” porque nos aporta sabiduría ya que nos permite contemplar el sufrimiento. La felicidad nos nubla los sentidos. Nos arrebata la oportunidad de desarrollar la paciencia y la entereza. La comodidad nos hace blandos, quejicas y descuidados. Así pues, debemos despertar al sufrimiento si lo que deseamos es acabar con él.

Es cuando conocemos el sufrimiento que nos sentamos a meditar en busca de una paz y tranquilidad… que no llegan. Y lo que viene a continuación es la deserción y con ella, la esclavitud a nuestros estados de ánimo.

Para poder meditar necesitamos saber qué es sufrir, así pues, ¿no será que lo que a mí me falta es dolor? Seguramente necesito sufrir más, sufrir peor.

O aislarme para no percibir tanto cariño, tanto amor como recibo. Ese amor que es un escudo protector más potente que el que Atenea recibió de Perseo.

Yo también os quiero. Y, aunque mi corazón sea un corazón sin entrenar, es un corazón agradecido. Y mi alma, aunque confundida, sabe dónde encontraros a cada uno.

Dicho ésto, afirmo: No he muerto, vivo. Y vivir es maravilloso. Una pasión, aunque sea inútil.


La carta de Carmelina Soto

No he muerto.
Vivo!
Vivir es maravilloso.
(Puede ser hasta inútil, pero es bello)
Es ocupar un sitio bajo el sol...
Un sitio...
y esto del sitio bajo el sol, no es poco.

Vivir es una pasión.
Una pasión tremenda.
Toda ilusión se pierde, se abate, se diluye.
Sólo el hambre y la sed de vivir nos acompañan,
llama voraz, sedienta, inútil.
Única ilusión.
Única lámpara
de nuestra noche irreductible.

En el naufragio... sólo su latido...
en la noche su flama turbadora.
Su fuerza. Su posibilidad definitiva.
Crucial. Única.
Vivo!
Esta verdad me exalta y me conturba.
Es septiembre... Y yo... vivo.

Porque vivir no es solamente el hecho
de tener un amigo o un hermano
ni haber el pan con nuestro sacrificio.
Vivir es un esfuerzo apasionado.
Arduo juego. Brutal ejercicio.

Vivir no es sólo la palabra: Vivo.
Ni el pequeño rencor de cada instante.
Ni haber el trigo sin claudicaciones.
Ni sufrir el oprobio con paciencia.
Vivir es muy distinto.

Es sentir la certeza, la confianza,
el ejercicio, la vigencia irrevocable,
la fuerza activa de ser
en acto puro... unísono... inefable.

Sentir el aletazo en flamas
de nuestra propia sangre vengativa
en nuestro corazón indefenso.
Arder... en suma
y dejar que la llama nos consuma.

Y resistirlo con valor,
con dignidad y con dolor,
con sed, con ansia, con ternura,
con amor,
con denuedo
y... y... con miedo.

Puede ser todo esto
o algo más o algo menos.
Puede ser nuestro grito frustrado,
repetido, perdido, sin sentido.
No importa!
Sólo importa estar vivo
en cada instante, en cada movimiento.
(Acto vital de júbilo y lamento)

P.D.
Te recuerdo.
No has muerto. Qué alegría!

Sientes el son del tiempo,
sobre la piel su mordedura fresca,
en la raíz del ser su sedimento,
su rasguño infalible?
Te recuerdo!
Te recuerdo!
Sufres? Trabajas? Luchas? Te entristeces?
Te recuerdo.

Yo pienso en ti y me pasa por la mente
como una nube grande el pensamiento.
(Nadie puede sentir lo que yo siento)
Vives.
Esta sola palabra me conforta.

Ah... y no me olvides
que estoy aún sobre la tierra hermosa.





6 comentarios:

  1. En algo estoy de acuerdo, sí no conociéramos el mal, no sabríamos distinguir el bien, sí no sufriéramos no conoceríamos la serenidad, etc..., pero necesario, necesario, yo no creo que sea necesario sufrir, lo que es necesario es vivir en paz con serenidad, preocupándonos los unos de los otros, sabiendo que nos tenemos, que nos queremos y que nos necesitamos.

    Espero haberte entendido, sino es así, pues da igual yo he dicho lo que pienso.

    Te quiero mucho, y por ello, lo que quiero es que vivas, disfutes de todo lo que te rodea que es mucho y bueno y que NO SUFRAS.

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  2. Además también se puede pensar que la depresión es un proceso de curación en el sentido de que indica la conveniencia de efectuar cambios, correcciones, en la esfera de nuestro pensamiento-sentimiento. Sería como el radar de un barco que indica obstáculos al frente i la necesidad de variar o rectificar, aunque sea mínimamente, el rumbo -- porque por allí por donde queremos pasar, simplemente, no hay paso.

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  3. La mente pone nombre a todo lo que sentimos, ello nos hace sentirnos mas cercanos, nos agarramos a las palabras como al flotador que nos salvará del profundo del mar de los miedos. Depresión = Curación. No sé, realmente no lo sé peri que estaré allí donde tu me digas....para acompañarte donde tu necesites....

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  4. Uma, claro que te he entendido y estoy muy de acuerdo contigo. De sufrir nada, pero si sufrimos que no le tengamos miedo, que no pasa “naaaá”, jajaja.

    Tus deseos, los comparto al ciento por ciento. Y, en cuanto al amor que me profesas, te lo devuelvo con creces. A eso no me ganas, guapa, jajaja.

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  5. Querido Jaume, eres un faro para navegantes perdidos como yo. Mil gracias por indicarme la ruta. Mi sentido de la orientación está bajo mínimos. Por favor, sigue alimentando mis dudas.

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  6. Ahí estarás, María, sin duda. Como estás desde que te conozco. Con un vigor envidiable y una generosidad sin límites. Y yo ¡cómo te adoro y admiro!

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Cuéntame, te escucho atentamente.