Litografía: Arriba y abajo de Escher, 1947
Escher utiliza haces de líneas curvas para demostrar la relatividad de los puntos de fuga de la perspectiva, uno de sus clásicos. Se trata de la misma escena dibujada desde dos puntos de vista, perfectamente normales. Si se divide la imagen horizontalmente en dos se aprecia con toda claridad. Pero al hacer que el suelo de la primera escena sea a la vez el techo de la segunda, la contradicción visual surge como de la nada. El dibujo está tan bien realizado que puede dejar al espectador absorto durante un buen rato buscando dónde está el «error», o preguntándose qué sucedería si alguien más se asomara por alguna de las ventanas… ¿estaría arriba o abajo? Como en tantas otras de sus obras, las transformaciones son tan sutiles y están matemáticamente tan bien realizadas que el cerebro finalmente termina por aceptar la escena tal como la ve.
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