William Turner, Tormenta de nieve en alta mar, 1842. National Gallery de Londres
Están en uno de los lados del cerebro humano: sueños, imaginación, fantasía, irrealidad, grandiosidad, sensibilidad, pasión. El romanticismo como contraposición a la racionalidad y el orden de la Ilustración. La tragedia del fracaso de los ideales revolucionarios. Ni dominio de la naturaleza, ni optimismo. Los dioses nos han abandonado. La naturaleza nos expulsa. Las emociones ejercen su tiranía: ansiedad, anhelo, angustia, melancolía, nostalgia. El individuo, solo, vulnerable, mira hacia dentro, y el exterior, misterioso, indómito, abrumador y bello, no es más que un pretexto para hablar de sí mismo. La experiencia es una “ocasión insustancial” para crear. La realidad no se imita, sirve de metáfora para expresar los gritos internos que no se quieren silenciar ni reprimir.
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