Foto: Brydapus tridactylus o Ai ai en Santa Wipidedia
Nada, o casi nada, sabía yo de la existencia de estos seres curiosos. La novela de Sam Savage, El lamento del perezoso, me los descubrió. Su nombre oficial es Bradypus tridactylus (el nombre le viene de sus tres únicos dedos en cada pata), pero son conocidos en algunas partes con el simpático nombre de aí ai. Algunas de sus características me resultaron bastante familiares.
En realidad Andrew Whittaker, a no ser por el grito que emite, no comparte casi nada con este animal ya que Andrew, si no está enfermo por comer salchichas caducadas, es un hombre que no para (aunque, quizás, habría que matizar que es su bolígrafo lo que no para). Por el contrario, el aí ai es tan lento en sus movimientos que le sale moho en la piel. Puede pasar horas y horas colgado con la espalda hacia abajo y quedarse dormido en esa posición. Según la novela, cuando se olvida de seguir agarrado, se mata al caer, pero he leído en la Wikipedia que, tiene tal habilidad para colgarse de los árboles, que puede permanecer agarrado hasta después de muerto.
El caso es que el bicho se pasa el día sin hacer nada de provecho, y eso me recuerda que todavía hay seres que pasamos por la vida así, lentos e infecundos, simplemente viviendo- o sobreviviendo- colgados de nuestros sueños.
A la pereza, de Manuel Bretón de los Herreros
¡Qué dulce es una cama regalada!
¡Qué necio, el que madruga con la aurora,
aunque las musas digan que enamora
oír cantar un ave la alborada!
¡Oh, qué lindo en poltrona dilatada
reposar una hora, y otra hora!
Comer, holgar..., ¡Qué vida encantadora,
sin ser de nadie y sin pensar en nada!
¡Salve, oh Pereza! En tu macizo templo
ya, tendido a la larga, me acomodo.
De tus graves alumnos el ejemplo
me arrastra bostezando; y, de tal modo
tu estúpida modorra a entrarme empieza,
que no acabo el soneto... de per...(eza)