Sin conocer la historia que encerraba (no soy muy ducha en los Beatles), no podía imaginar qué significaba el título. Su nombre en inglés me hacía pensar en los bosques noruegos y no entendía la relación con los blues, y menos aún con Tokio. Después de leerlo, casi prefiero el título de la edición en castellano, Tokio Blues. La edición de Maxi TusQuets (regalo de mi querida Martuka), es sencillamente deliciosa. Su tamaño perfecto para adaptarlo a las sábanas, que es donde acabo el día leyendo.
Norwegian Woods son varias historias de amor y de muerte. Pero, no es un relato común. Ni unos amores como los demás. Ni unas muertes habituales. Sin embargo, la diferencia no se debe a todo eso, sino a la profundidad y belleza de la narración. Mientras lo leía, cada vez que dejaba reposar el libro, ya estuviera yo en la ducha o en la cocina, Watanabe y sus amigos visitaban mi mente como acuden con frecuencia mis conocidos. Y allí se hablaban entre sí y me hablaban a mí, mientras yo trataba de comprenderlos.
El protagonista, Toru Watanabe, que bien podría ser real, es un personaje en pleno proceso de crecimiento.
“Estaba en una edad en que, mirara lo que mirase, sintiera lo que sintiese, pensara lo que pensase, al final, como un bumerán, todo volvía al mismo punto de partida: yo.”
“No soporto herir a la gente, y mucho menos a la gente que quiero.”
El centro de la historia es un diálogo entre dos opuestos. Un diálogo entre la vida y la muerte, dos conceptos que dejan de ser contradictorios desde que la segunda entra a formar parte del mundo adolescente de Watanabe.
“La muerte no existe en contraposición a la vida sino como parte de ella” (…) había estado implícita en mi ser desde un principio”.
Como en las otras dos novelas de Murakami que he tenido el placer de leer, Tokio Blues va de menos a más, hasta alcanzar el crescendo final. Todo un descubrimiento.
Estupenda presentación del libro: ya me has metido en el cuerpo el gusanillo y sospecho que acabaré leyéndolo...y con muchísimo gusto.
ResponderEliminarAl final vamos a tener que hacer un club de fans de Murakami, del que sin duda tú serías la presidenta.
Muy de acuerdo con lo agradables que son de leer estas ediciones de Tusquets: sé de una amiga común que tenemos, Emi, que esto es algo que hace más atractiva la lectura, tanto entre sábanas como en la butaca del salón de casa.
Sé que me gustará leer las páginas de un libro por donde ya ha pasado tu mirada penetrante y atenta. Fer.
Muchas gracias, Fer, por todos los piropos.
ResponderEliminarA lo del club estoy totalmente dispuesta, siempre y cuando yo no sea la presidenta (eso me suena peor que lo de ser jefa de Seminario, jajaja). Ya sabes que ya está en marcha el de Jane Austen. Ahí te dejo el enlace para que estés al día de las novedades (esto mío de hacer blogs me lo voy a tener que hacer mirar, jajaja).
Jaen Austen Book Club
En cuanto a lo del libro, cuando quieras te lo paso. Eso sí, ya sabes que va lleno de subrayados y picos doblados. =(.
Gracias por esta interesante y bien escrita reseña, apuntaré el libro, parece interesante.
ResponderEliminarUn saludo.
Eres muy amable, Mercedes. Espero que vengas a contarnos qué te pareció cuando lo leas.
ResponderEliminarCuánto me alegra saber que has disfrutado de la lectura del Tokio blues.Cuando te lo regalé ya me imaginaba que te entusiasmaría, porque Murakami es mágico, es todo un descubrimiento. De todas formas, como dice otro de mis escritores favoritos, Sándor Márai:"sólo obtienes algo de los libros si eres capaz de poner algo tuyo en lo que estás leyendo.(...) sólo si te aproximas al libro con el ánimo dispuesto a herir y ser herido en el duelo de la lectura, a polemizar, a convencer y ser convencido, y luego, una vez enriquecido con lo que has aprendido, a emplearlo en construiir algo en la vida o en el trabajo..."
ResponderEliminarUn bsazo, preciosa
Me quedo la cita para mi colección. Gracias, Martuka. Tú sí que eres mágica.
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