"Los mejores momentos de la lectura son aquellos en los que te encuentras con algo -un pensamiento, una sensación, una manera de entender el mundo - que hasta entonces creías que era íntimamente personal, que sólo era tuyo; y ahora, de repente, lo encuentras expresado por alguien, una persona a la que ni siquiera conoces, o que hace tiempo que ha muerto incluso. Y es como si del libro surgiera una mano y cogiera la tuya."Héctor en The History Boys de Alan Bennet
Un texto sin desperdicio, para ver, leer y anotar a cachitos, profundo e inteligente, a ratos emotivo y a ratos divertido. La cita escogida es reveladora. No me he encontrado con un pensamiento, una sensación, una manera de entender el mundo, sino con todo eso –y algo más (música, cine y poesía en estado puro)- en dos horas y media de espectáculo.
Dice José María Pou (definitivamente uno de mis últimos enamoramientos por todo… y por su voz) que en esta obra se habla de todas las cosas que a él le gustan, que son precisamente las que me interesan a mí: la educación, la enseñanza, la cultura, los libros, la poesía, los clásicos del cine, la música popular, el teatro, el placer de jugar y las ganas de aprender. Todo ello en el contexto en el que yo habitualmente me muevo: un aula con chicos a punto de iniciar una nueva etapa de sus vidas en la universidad. Allí se encuentran con un grupo de profesores, algunos pasados, otros con ganas de llegar. No hay buenos ni malos, sino una gama de matices tan infinita y real como la vida misma.
Limitar el argumento de la obra a la dicotomía entre una educación para la vida y una necesidad de enseñar para el éxito en una sociedad competitiva como la nuestra, es una simpleza - en la que ha incurrido el propio director, mi admirado Pou –y eso me sorprende- o, al menos así lo manifiesta en un par de entrevistas para la televisión quizás para evitar ser demasiado prolijo. Sin embargo, no he oído a nadie analizar el estilo alternativo de la Sra. Lintott, quien, a mi modo de ver, representa la vía intermedia, la justa medida. La obra se enmarca en los años 80, es decir, hace relativamente poco. Ella, como mujer, presenta otra forma de entender la enseñanza, de la Historia en particular y de la educación en un sentido mucho más general. La Historia, viene a decir la Sra. Lintott, es una sucesión de desastres protagonizados por los hombres, que las mujeres se han visto obligadas a ir barriendo por detrás. En cuanto a la enseñanza, es esta profesora quien, en mi opinión, consigue congeniar, de la manera más cuerda posible, el pragmatismo -necesario, con el corazón -deseable. En realidad, sería un error pretender llegar a una conclusión clara. Basta seguramente con que reflexionemos seriamente sobre cuál es el verdadero objetivo de la educación.
El regusto que me ha dejado esta obra me va a alimentar durante semanas y, aunque no me ha hecho más joven, como manifiestamente pretendía su director, sí me ha hecho más sabia.
Después de haber leído las bondades que dedicas a esta obra "Héctor en The History Boys" de Alan Bennet, no me resito a la tentación de apuntarla y buscarla en cuanto pueda.
ResponderEliminarGracias por traernos arte.
Un abrazo.
Es un pena, Mercedes, que sólo estuviera en cartel una semana. La verdad es que mereció la pena.
ResponderEliminarGracias a ti por pasarte. Ya te echaba de menos.