Foto: Continuar_06 de Ibai Acevedo
Caída de Ángel González (Nada grave, poema póstumo, 2008)
Y me vuelvo a caer desde mí mismo
al vacío,
a la nada.
Qué pirueta!
¿Desciendo o vuelo?
No lo sé.
Recibo
el golpe de rigor, y me incorporo.
Me toco para ver si hubo gran daño,
mas no me encuentro.
Mi cuerpo, ¿dónde está?.
Me duele sólo el alma.
Nada grave.
Si que es grave, nadie cura los golpes del alma.
ResponderEliminarHermosas letras.
Un abrazo.
Cuanto echo de menos sus palabras. Gracias Emi, por rescatarlas.
ResponderEliminarUn fuerte, abrazo.
Ah! Permíteme que las robe para mi rincón.
ResponderEliminarNadie salvo una misma, Mercedes.
ResponderEliminarAquí se te echaba de menos a ti, Arturo.
ResponderEliminarLlévatelo y que su palabra no de-caiga.
Ángel González y "La caída"!
ResponderEliminarCuánta razón!
Los golpes del alma tardan en sanar.
Y supongo que algunos , no sanan nunca.
Bello post!
Cierto, Carmela, pero me han contado que, el que se cae y se levanta, se hace el doble de fuerte.
ResponderEliminarTal cual!
ResponderEliminar"Aquéllo que no nos mata ... nos hace más fuertes"!!!