"Aunque sólo fuera por los libros que me quedan por leer, no me tiraría al vacío"Javier Krae
-¿Por qué tanta prisa? -replicó Markheim-. Es muy agradable estar aquí hablando; y la vida es tan breve y tan insegura que no quisiera apresurarme a agotar ningún placer; no, ni siquiera uno con tan poca entidad como éste. Es mejor agarrarse, agarrarse a lo poco que esté a nuestro alcance, como un hombre al borde de un precipicio. Cada segundo es un precipicio, si se piensa en ello; un precipicio de una milla de altura; lo suficientemente alto para destruir, si caemos, hasta nuestra última traza de humanidad. Por eso es mejor que hablemos con calma. Hablemos de nosotros mismos: ¿por qué tenemos que llevar esta máscara? Hagámonos confidencias. ¡Quién sabe, hasta es posible que lleguemos a ser amigos!
Buena reflexión!!!!
ResponderEliminar"Cada segundo es un precipicio"...."Y aunque sólo fuera por los libros que me quedan por leer no me tiraría al vacío"
Revaloriza cada momento de sosiego y nos sugiere que detengamos la furia de la prisa.
Muy bueno!
Magníficas estas letras de Robert Louis Stevenson. Es cierto, ¿por qué tanta prisa?
ResponderEliminarUn abrazo.
Quedan muchos libros por leer, y la vida es demasiado corta. En ocasiones es mejor no perder un segundo con algunos de ellos y arrojarlos por ese precipio. Sería un poético final para el de Curri Valenzuela por ejemplo.
ResponderEliminarCada segundo aumenta su valor por segundos, Carmela. Gracias por degustarlos con nosotros.
ResponderEliminarSeguramente porque no nos atrevemos a ir despacio por la carretera, Mercedes. Yo lo he probado ¡y casi me arrollan!
ResponderEliminarConfieso Arturo que he tenido que buscar en Google "Curri Valenzuela". No me podía imaginar qué me estabas contando. Ya lo he pillado.
ResponderEliminarNo veo casi nada la tele, pero cuando ella ha aparecido por la pantalla, he tenido que cambiar de canal enseguida para no sufrir de manera gratuita.
Por qué tanta prisa?
ResponderEliminarDisfrutemos de una buena conversación,
con calma.
O mejor:
disfrutemos del silencio,
ahí donde nos encontramos
más allá de las palabras
-esas jaulas magníficas, pero jaulas al fin.
Tienes toda la razón, ¡las palabras son jaulas! ¡Cómo no lo había pensado antes?
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